lunes, 31 de mayo de 2010

conviviendo y malviviendo


Vuelta a la rutina después de un fin de semana de asueto familiar, con viaje eterno de ida, excursión cultural a la muy noble villa de Almagro (Ciudad Real), divertida visita teatralizada al Corral de Comedias (único espacio escénico del siglo XVI-XVII existente en Europa) y cena a la italiana en un nuevo restaurante de la ciudad.

El gato se ha comportado y no ha destrozado la casa ni organizado ninguna fiesta felina con cerveza y hamburguesitas de ratón (se me va la pinza, lo se).

Hoy en mi trabajo ya estamos todos los que teniamos que ser. Han llegado las dos chicas nuevas y ahora si que parece esto la ONU con tantas nacionalidades. El caso es que a mi me gusta conocer gente de diferentes lugares y culturas. Creo que es algo que te enriquece a nivel personal y te sirve para quitarte prejuicios que siempre llevamos consigo.

En mis cortos 31 años he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente. El cambio de un trabajo a otro, el moverse de ciudad y tener que buscar nuevo piso compartido, etc, te permite el contacto con gente muy diversa. Sin ir más lejos, en 7 años que he estado compartiendo piso fuera de mi Puertollano natal he convivido con 25 personas diferentes, de toda condición social, sexo, raza, religión y pensamiento. Andaluces, murcianos, castellanos (leoneses y manchegos), asturianos, aragoneses, valencianos, madrileños, argentinos, alemanes, bulgaros, ingleses, peruanos, marroquíes....todos y cada uno de ellos me han aportado cosas. Algunas muy buenas, excelentes diria yo, como puede ser una amistad que va más allá de compartir cuatro paredes y el mando de la tv. Otros me han aportado vergüenza ajena, mala educación, discusiones, malos rollos y ganas de mandarlos a la mierda o tirarlos por el balcón, a ver si con suerte esquivaban el cesped y se daban con el bordillo en la sien.

La verdad es que dependiendo de la zona he tenido más o menos suerte. En Madrid, con lo grande que es, no tengo en absoluto quejas de la gente con la que me ha tocado vivir, así como en Toledo. Más o menos han sido gente educada, respetuosa y conscientes de su papel de inquilinos en un piso compartido, en el cual es vital el respeto al compañero y a las zonas que hay que compartir. En Pamplona cambió la cosa, y he tenido la enorme suerte de convivir con algunos de los seres mas despreciables que me podía imaginar.

Cabe decir que algunos de los mejores compañeros que he tenido no han sido españoles, destacando entre todos ellos a Mohammed "Simo" Kardali. Este chico, marroquí de Tetuán, musulman practicante, biólogo de formación y mediador social intercultural de profesión, ha sido una de las personas mas educadas, nobles e inteligentes con las que me he cruzado. Compartimos piso un año más o menos, y aprendí mucho de el, de su cultura, su religión y su forma de ver la vida. Gracias a el entendí lo que es la "igualdad para vivir, diversidad para convivir".
Persona honrada y amable, compartió conmigo muchas cosas acerca de la cultura árabe de Marruecos y sobre todo del plano gastronómico (que no es nada nuevo en mi, ya sabeis). Ahora soy un enamorado de la gastronomía árabe, adoro sus dulces, el uso de las especias para aromatizar las carnes y sobre todo, el te moruno, con su agradable olor a hierbabuena y sabor dulce, ideal para tomar en cualquier momento del día en pequeños y pausados sorbos.

Otros que pasaron por Madrid y recuerdo con mucho gusto fueron Pedro, un tipo genial, simpático cartagenero que por fin está disfrutando del mar en su tierra natal, con su mujercica y espero que con algún retoño (como echo de menos nuestras comilonas en Tony Roma´s), Maru, porteña de pura cepa, ciudadana del mundo para la cual nuestra casa era la casa de todo el que por alli le apeteciera ir. Tambien recuerdo a Elena, chica sencilla y simpática, persona ideal para compartir piso, con la que aparentemente nunca tendrías problemas.

En Toledo encontré un piso magnífico en un magnifico barrio, con otros cuantos personajes bastante interesantes que me hicieron muy agradables y muy divertidos los 7 meses que estuve alli. Recuerdo sobre todo a una chica que merece un post entero, por su inocencia y su tontuna...

En Pamplona en cambio, la cosa cambió por completo. Exceptuando un chico, todos los demas han sido un completo cero a la izquierda porque no me han aportado nada. A mi una persona me sirve si me aporta algo, no me gusta estar con personas vacias. El principal problema con los compañeros de piso en Pamplona ha sido que no pude yo elegirlos. Los dueños del piso ponían un anuncio y ellos seleccionaban a quien les parecía más adecuado. Nosotros "aprobábamos" el candidato elegido, y luego ibas descubriendo las joyitas que pueblan nuestra amplia geografía. Gracias a ellos he conocido a la gente más gris, malvada y guarra que te puedas imaginar. Ha sido para mear y no echar gota. En algunos casos, hasta para hacer una peli de puro terror: la muerte merodeó y perturbó nuestra existencia...

2 comentarios:

  1. Ufff yo nunca he compartido piso con alguien que no conociera y de momento ni lo contemplo. Siempre que hablo de este tema recuerdo la peli de mujer blanca soltera busca, y me da terror.

    No sabes con quién te puedes encontrar y aún conociendolo la convivencia puede legar a ser horrible.

    La verdad es que por lo que cuentas debes tener una riqueza de historias y anécdotas.....

    Saludos

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  2. Madrecita, con 25 personas. Yo es que lo de la convivencia lo veo tan difícil. Será porque soy yo muy complicada.

    Besos

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