martes, 17 de julio de 2012

Avanti, que pase el siguiente - Preparativos y precalentamiento



No me llevé la pasta, pero disfruté de una gran experiencia!!
                               Alberto Rodríguez, concursante de AVANTI

Así podría resumir mi primera experiencia televisiva, como un premio de consolación después de quedar fuera de la lucha por las medallas y la gloria. Es lo que tiene el gran circo de la televisión, llenos de luces, cámaras, sonrisillas forzadas y cosas que no son lo que realmente parecen. Aún así, tengo que reconocer que me lo pasé de maravilla, conocí a gente estupenda y ya estoy deseando volver, para probar suerte de nuevo y, quien sabe, volver a casa con una sonrisa de oreja a oreja y las alforjas llenas.

Ya con el billete de tren impreso, me dirigía a paso ligero a la estación de renfe de Pamplona, donde me esperaba el primer tren la de mañana con destino en la ciudad condal. Las 5:45 h. de la madrugada pesaban en los ojos, pero la productora nos necesitaba a primera hora de la mañana en el plató. Tres horas y media de viaje en un tren con asientos semiacolchados pero duros como piedras, pero que resultaba hasta cómodo sabiendo que el viaje no lo tenías que pagar tu y deseando que se retrasase un poquito para poder pillar algo de la devolución si el compromiso de puntualidad fallaba.

Una vez en Sants cogí un taxi que me debería llevar a Sant Just Desvern, localidad de la periferia barcelonesa en cuyo polígono industrial se ubicaban las nuevas instalaciones de Gestmusic Endemol. Como no podía ser de otra manera, di con un taxista un poco inútil que no sabía donde estaban estos estudios y me preguntaba a mi si conocía su ubicación exacta. Como yo estaba más perdido que el, me llevó a los estudios de tv donde el "solía traer a toda la gente que viene a Barcelona a los concursos". Mientras preguntaba en la garita al segurata, el taxímetro corría furibundo hasta rondar los 18 euros, que se redondearon a 20 cuando llegamos al nº 6 de la calle Juan de la Cierva, naves 3 y 5. Al fin había llegado. La carrera del taxi también la pagaba la productora, así daba gusto viajar.

Después de pasar el pertinente reconocimiento por parte del guardia de seguridad, me fui a conocer, en una cafetería cercana, a los que serían algunos de mis compañeros de aventuras, todos ellos "repetidores" por haber participado ya en otro programa sin haber tenido la opción de jugar con el Sobera. Ellos ya hablaban de la posición en la que se colocarían en la escalera y que opciones tendrían de llevarse la pasta. Yo observaba, sin mucho que aportar a la conversación. Poco a poco fueron llegando más compañeros algunos repetidores y otros tan novatos como yo. Entre todos compusimos un variado mosaico de procedencias: Barcelona, Vitoria, Ibiza, Valladolid, Burgos, Valencia, Alicante, Pamplona, Sevilla, etc.

Ana y José fueron los "cicerones" de producción que nos acompañaron en todo momento y nos explicaron con pelos y señales todo lo que debíamos saber sobre el programa y a donde nos teníamos que ir dirigiendo: primero a comer con todos los trabajadores de la empresa: maquillaje, vestuario, cámaras, sonido, iluminación...hasta los invitados al programa (en el primero de ellos Edu Soto (el Neng) y el Chiquilicuatre (no me acuerdo como se llama el actor). No había distinciones en el menú, para todos igual y bastante sencillo: ensalada de judías, ensalada con frutos secos y vinagreta, coca de tomate y queso, acelga con patatas y estofado de ternera. Bebidas frías y fruta fresca para postre. Con la tripa llena todo se veía de otra forma.

El siguiente paso, maquillaje y peluquería. Aquí debo alabar al equipo de peluqueros/as y maquilladoras por el trabajo que hacían: INCREIBLE. Todos los que íbamos a grabar el programa éramos guapos a rabiar (unos más que otros, sin querer yo destacar por encima de los demás, Dios me libre, pero la evidencia ahí estaba), pero después de pasar por esas manos, el resultado era brutal. A los chicos tampoco tenían que hacernos mucho, algo de maquillaje para tapar brillos y peinarnos un poco (a mi, por suerte, no me hicieron ninguna tropelía. Me peinaron siguiendo mis indicaciones). Pero lo de las chicas era bestial. Hay que decir que, en general, todas las chicas con las que he coincidido eran muy guapas, sobre todo las  del primer día. Pero cuando las peinaron y las maquillaron (iban como puertas pero coño, estaban maravillosas) nos quedamos todos a cuadros, nosotros y ellas. Maravilloso, un trabajo realmente espectacular.

El siguiente paso era someterse al duro veredicto del asesor de imagen, que debía decidir si el atuendo que habíamos elegido era el más adecuado para aparecer en tv. Era un tipo bastante peculiar, con sospechosos movimientos de muñeca...vamos, que era más maricón que un palomo cojo (sin ánimo de ofender). Todos conocíamos las restricciones de vestuario que nos habían comentado por teléfono: nada de camisa blanca, negra, rayas o cuadros. Tuve que buscar en el armario camisas que no suelo usar de forma habitual, ya que muchas de las que suelo usar son blancas, de rayas o de cuadros. Por consiguiente, iba a salir en TV con ropa que apenas me pongo, no es genial?? Llevé una camisa burdeos y una azul, siendo esta última la elegida para mi puesta en escena, ya que la burdeos fue rechazada por el "estilista" con un mohín muy singular y una cara de asco terrible. Los pantalones grises y el zapato marrón pasaron la criba sin mayor problema.

Y una vez decidido todo esto, a conocer el plató y el funcionamiento del show. Aunque ya había visto varios programas, había que ponerse en situación y conocer todos los secretillos del mundo de la TV: hay que fingir que nos lo estamos pasando muy bien, disimular el cansancio por el largo viaje, los nervios del "falso-directo", y todo única y exclusivamente en beneficio del público: un programa que se emite en la noche de un viernes durante un par de horas debe ser divertido; si no se consigue entretener al telespectador, este va a cambiar de canal, condenándonos al ostracismo.


Y llegó la hora de vestirse para empezar la grabación....


sábado, 7 de julio de 2012

7 de julio...feliz cumpleaños!!



Hoy es un día especial para mucha gente, sobre todo para los pamploneses y pamplonesas: hoy es San Fermín, y la ciudad está envuelta en una vorágine de ruido, fiesta, alcohol y juerga. Para otros, como es mi caso, también es un día especial, ya que tal día como hoy, mi madre cumpliría la nada despreciable cantidad de 57 años. En mi particular pequeño homenaje de todos los 7 de julio, voy a tomar prestado un tema que una gran blogger utilizó para hablar de su padre, en uno de los posts publicados por ella que más me ha gustado, puesto que me sentí muy reflejado en el. El tema de ese post de Moli fue el del, como ella lo denomina, "luto hacia adelante".

Que nadie se piense, al escuchar del luto, que voy vestido de riguroso negro y con una pena infinita que me embarga, como a los famosos. Cuando mi madre murió, en ningún momento se me pasó por la cabeza vestirme de negro, ya que ella misma consideraba esa costumbre como una soberana tontería. Habitualmente, cuando la gente guarda luto no deja de recordar cómo era esa persona, la de cosas que hicieron juntos, todo lo que vivieron, etc. Para mí, a pesar de que todos los días me acuerdo de mi madre, lo que más rabia me da es pensar que yo tengo que vivir (espero) muchos años sin que ella esté presente. 

Desde que ella murió, he vivido muchas cosas sabiendo que no puedo contárselas, y cuando tengo en mente algún plan, proyecto, pensamiento, sé que no voy a poder contárselo. Y eso jode mucho.

Inevitablemente, aunque han pasado "solo" cinco años desde que se fue, yo he cambiado. No se si a mejor o a peor, pero he cambiado. Cuando ella murió yo era un pobre pringado sin nada en esta vida, con un trabajo precario y mal pagado, con la idea en mente de irme de Puertollano en busca de un futuro algo mejor. Ella sabía que yo iba masticando la idea de irme a Pamplona con Ester y en el fondo le parecía bien, ya que siempre me apoyo en las decisiones que yo tomaba gracias a mi prudencia (nunca he hecho ninguna locura sin pensármelo dos veces, el riesgo no va conmigo). En estos cincos años he afianzado mi relación con Ester (pasar de estar a 600 km a vivir en los mismos 65 m2 une mucho, las cosas como son!!), tengo un gato precioso y ninguna deuda, pero sigo siendo el mismo pringado sin nada, incluso sin trabajo. La de veces que he pensado en los consejos que me podría dar en los momentos de bajón que he tenido...

Me pongo a pensar la de veces que vendría a Pamplona a visitarme junto con mi padre, para pasar un fin de semana en la ciudad. Me juego la vida a que le encantaría esta ciudad y disfrutaría mogollón pudiendo pasear por la calle Carlos III, comer un pintxo en la Estafeta, ver los ciervos de la Taconera, pasar un día en Logroño con los padres de Ester, visitar los preciosos lugares que hay en Navarra o La Rioja, etc. Seguro que se sorprendería al ver lo bien que he aprendido a cocinar, siempre recordando sus sabias lecciones acerca de lo básico que es "un buen sofrito con ajo, cebolla, pimiento y tomate" (añadiéndole a esto cualquier otra cosa puedes mover el mundo!!).

Es un asco no poder contarle a tu madre que has ido a un concurso de la TV, para que luego ella pueda presumir de lo guapo que sale su retoño en pantalla. Es una pena no poder compartir con ella uno de mis proyectos personales en el mundo del diseño, que quiero vender a todo el mundo perruno y, si me sale bien, seguir adelante con más cosas que tengo en mente. Ella no sabrá nunca que he cambiado la forma de peinarme, que visto más juvenil que hace diez años, que ahora no me importa comerme la tortilla fría o que sigo pensando ponerle su nombre, Isabel, a la niña que puede que algún día tenga como hija...bueno, eso si que lo sabe, porque se lo dije a ella personalmente un día estando en su cama, cuando ya estaba muy enferma y ella era completamente consciente de lo que le iba a pasar. Aún así, a pesar de sus dolores y de su tristeza, cuando le dije que quería que mi hija se llamara Isabel, la vi sonreir....


Feliz cumpleaños, mama!!