domingo, 17 de junio de 2012

Residencia Universitaria "Bartolomé de Cossío", 1998-2002: INTRODUCCIÓN



En mi último post hice referencia a la actitud de algunos de mis compañeros de residencia universitaria cuando se hacían el bocata, colocando el salchichón con el cuchillo, muy fino ellos. Pues bien, he aquí el momento de hablar de mi vida en ese recinto durante mi vida universitaria, que da para unos cuantos posts.

Por si algunos no lo saben, estudie Bellas Artes en Cuenca. Cuando fui a ver la facultad vi que justo enfrente había una residencia universitaria. Decidí solicitarla por su cercanía a la facultad, aunque estuviera a tomar por culo del centro de Cuenca: yo iba a estudiar, no a pasearme por el centro de la ciudad. Esa residencia, la que fue mi hogar durante cuatro intensos años, se llama R.U. Bartolomé de Cossío, aunque es famosamente conocida como "Cossío puterío". Que cada uno saque sus propias conclusiones acerca de este apodo, jeje.

Una rápida descripción del sitio en cuestión sería la siguiente: residencia pública, subvencionada por la Junta de Castilla La Mancha, laica, mixta, abierta las 24h., de carácter abierto e informal. Al ser subvencionada, los precios eran bastante atractivos. Durante mis primeros años se pagaba una mensualidad de unas 41 mil pelas, con todo incluido. Los precios que tiene ahora son de 380 € al mes, una subida considerable, pero claro, han pasado 14 años!!. En comparación con otras residencias o colegios mayores, es un chollazo. Por ejemplo, si lo comparo con uno de los colegios mayores de Pamplona, vinculado al Opus, la diferencia es abismal: estos chavales (o mejor dicho sus padres) pagan entre 900 y 1100 euritos al mes. Y no penséis que estos chicos, por pagar ese pastón, tienen más ventajas que he tenido yo, por ejemplo. O si, depende de cómo lo veas: ellos pueden presumir de tener una capilla y misa diaria, yo podía presumir de tener chicas y unas ventanas de fácil acceso si eras medianamente ágil...Ah, y a nosotros no nos pedían entrevista personal con nuestros padres: tu solicitabas las residencias que querías y te adjudicaban una de ellas, fueras como fueras. En Pamplona te hacen una entrevista personal: si no das el perfil que buscan (y la cuenta corriente de tus padres es adecuada) no te cogen, son así de radicales.

Teníamos de todo lo necesario para disfrutar de una convivencia de lo más interesante, con muchas comodidades y servicios: sala de prensa, fonoteca, videoteca, 8 salas de TV (una por cada "hogar"), sala de informática, 8 salas de estudio, salón de actos, cafetería, biblioteca, gimnasio, discoteca, laboratorio de fotografía, taller de video, taller de pintura, pista polideportiva, piscina, etc. Estaba todo incluido en el precio: menú completo de lunes a viernes y desayuno y comida los fines de semana, limpieza diaria de la habitación, cena especial de navidad, fiesta de verano, concurso de calderetas, semana cultural, excursiones, etc. Vamos, un lujo de sitio en el que vivir rodeado de gente durante 4 fantásticos años.

Las habitaciones eran triples, dobles e individuales (ahora solo hay dobles e individuales. Si una pareja quiere convivir junta en una habitación doble, se puede solicitar, tan ricamente!). Durante los dos primeros años era obligatoria la habitación triple o doble (estas eran muy pocas, si te tocaba, te tocaba). Las individuales se concedían a partir del tercer año, y eso es lo que yo hice en mi 3er y 4º año, con la consiguiente intimidad y tranquilidad que te da vivir solo.

Como he dicho antes, la residencia es mixta, con una cierta paridad entre sexos. La residencia estaba dividida en varios edificios que albergaba los diversos "hogares", 8 en total: dos edificios con 3 hogares cada uno y otro más pequeño con 2. Hogares 1, 2, 3 y 7, de chicas. El resto de chicos. Había libertad de movimientos para ir donde quisieras sin ningún tipo de restricción, con lo que el contacto entre residentes era todo lo estrecho que cada uno quisiera. Cuando llegué a mi tercer año se dio un paso adelante y los hogares se hicieron mixtos, alternándose en todos los hogares habitaciones de chicos y de chicas. En mi hogar, por ejemplo, había 13 chicas y solo 4 chicos, sin que hubiera jamás ningún problema de convivencia. Esto es totalmente impensable en los colegios mayores masculinos de Pamplona, donde todo está perfectamente ideado para que los residentes y las trabajadoras jamás entablen contacto visual, no vaya a ser que los jóvenes estudiantes se exciten al ver a una señora de 50 años haciéndole la cama o echando las lentejas en la sopera (que morbo, verdad?).

Como introducción está bien. El próximo post, vivencias y convivencia en el Cossío: novatadas (con desnudo integral de este que les escribe), bromas en las habitaciones y demás tonterías. No se lo pierdan!!


Actualización: Por si alguien desea conocer mi querido Cossío, os dejo el enlace de las instalaciones, con fotos incluidas. Ha cambiado y mejorado brutalmente...si ya era bueno antes, ahora es mejor!! Como me acuerdo de aquellos maravillosos años!!
http://edu.jccm.es/ru/rubcossio/paginas/instalaciones.htm

miércoles, 6 de junio de 2012

Ensayo sobre el bocadillo



El bocadillo: santo y seña de la comida rápida española. Dos trozos de pan que soportan y tapan un alimento X. Sencillo, conciso, claro y si no quieres darle muchas vueltas, lo más barato del mundo.
Yo, por suerte y debido a los años que tengo, he sido niño de bocata para merendar todas las tardes. Salías de clase por la tarde a las 17:00 h. llegabas a casa, veías Barrio Sésamo y mientras te comías tu bocadillo: de chorizo Revilla, de chorizo pamplonés, salami, jamón con tomate, salchichón con mantequilla, jamón de york con queso, nocilla, queso manchego, foiegras APIS, atún con tomate, etc. Y esto se fue extendiendo, tanto en el tiempo como en el tamaño del pan que me metía entre pecho y espalda.

Con la edad, me fui haciendo más o menos fiel a unos bocadillos que a otros. A veces era casi obsesión y todos los días merendaba lo mismo. Tuve una larga temporada en la que me hacía el bocata con fiambre de surimi de cangrejo, tomate, lechuga, mahonesa y cebolleta. Un día si y otro también. Y un día, y otro, y otro. Mi hermano me decía que un día me iba a dar un jamacuco por comer siempre lo mismo. Y me dio, vaya si me dio. Un entripado monumental con vómito incluido que me hizo aborrecer el cangrejo durante años!!

Con el paso del tiempo, he ido dando paso a los bocatas "gourmet". Con estos bocatas tengo un pequeño problema: lo diseño con antelación, con mucha antelación. Es decir, me estoy comiendo uno y ya se de lo que me lo voy a preparar al día siguiente. Y durante ese duro intervalo de espera, no puedo dejar de pensar en el. Me veo a mi mismo cortando el pan crujiente, quitándole el exceso de miga. Corto el queso brie, que será vilmente fundido sin piedad por el calor del horno. Jamón serrano bien jugoso, que coloco de manera "descolocada" sobre el pan. El tomate, fresco y lozano, cortado en rodajas finas. La lechuga, sin el troncho blanco, solo lo verde, bien lavada y escurrida. Alguna cremosa salsita como mahonesa, alioli, miel y mostaza...la que me de la gana ese día, vaya.

Y claro, estoy todo el día con el bocadillo en la cabeza, babeando y pensando en el momento en el que lo voy a tener en mis manos, todo crujiente, cálido...y llega el momento de irme a la cocina a prepararlo, y comienzo mi ritual de sacar la tabla para partir el tomate, elegir un buen cuchillo que no me lo chafe porque no corta bien, le retiro la grasa al jamón, preparo el plato, la servilleta...total, que me tiro 10 minutos en hacer el puto bocadillo para comérmelo en cinco minutos, porque llevo un hambre atroz.

Cuidado, que a veces el bocadillo más simple y vulgar del mundo es el mejor: dame un bocata de mortadela recién comprada y me haces el tío más feliz del mundo. O ese bocadillo que te llevas al futbol cuando el partido se juega en horario vespertino: acaba el primer tiempo, jugadores a vestuarios, te levantas, te estiras un poquito y sacas el bocata. Abres tu lata de Coca Cola o similar y abres el albal que envuelve esa joya de la gastronomía: los agarras firmemente por la mitad y con la otra mano, parece que te marcas y aplastas un poquito la parte que vas a morder....y entonces comienzo el orgasmo de sabor, da igual quien sea la otra parte contratante: filete de lomo, pechuga de pollo, jamón, lomo embuchado, atún o tortilla de vayaustedasaberque...es un momento gozoso para niños y mayores y me resulta raro que alguien pueda decir que no le gusta un bocadillo.

El bocadillo se prepara con la mano porque se come con la mano. Cuando estaba en la universidad, vivía en una residencia de estudiantes. En el desayuno nos ponían diversos fiambres rotatorios semanalmente para hacernos bocadillos. Me hacía mucha gracia ver como algunos se las daban de finolis y se cogían las lonchas de salchichón con el cuchillo para colocarlas en el pan...las lonchas de su propio plato, las cuatro o cinco que había seleccionado previamente!! Lo mejor de todo es que los que hacían esto eran algunos de lo más burros de toda la residencia, con pocos modales o ninguno si me apuráis. Se las querían dar de finolis con el salchichón y luego eran capaces de lamer el plato de lentejas si tuvieran la ocasión (y mira que estaban malas, coño!!).

Soy feliz comiéndome un bocata y probando las especialidades típicas de los diferentes sitios que visito. Aunque algunos piensen que no, una hamburguesa es un bocadillo con todas las de la ley. En Chicago me comí la mejor que he probado, envuelta en papel de aluminio, con un pegote de carne de buey aplastada de un puñetazo, con mil guarrerías dentro, pero estaba de muerte!!! Y en Chicago probé un hot-dog muy original, el conocido como "Chicago style hot-dog": no se le pone ketchup, es un sacrilegio; es un pan con semillas de amapola y lleva la salchicha de viena, mostaza, pepinillos, tomate natural, relish (pimiento verde encurtido y dulce) y unas guindillas tan grandes como mi cabeza que no me atreví ni a probar. Delicioso.

               (Comida basura americana, de la buena de verdad. Esta cojonuda, no lo voy a negar!!)


Viva el bocadillo. Ahora mi preferido es el de atún con tomate, lechuga y un poquito de mahonesa...me muero de gusto cuando me lo como, en pan de molde o pan normal, y cuando le termino, con pena, ya estoy pensando en cuando me comeré el próximo....