martes, 8 de febrero de 2011

El señor de las bestias


Mira, ya que he hablado en algunos posts de mi afición a los animales irracionales (y no me refiero a la ocasión en que le pinché la rueda de la bicicleta a mi estupendo compañero de piso o cuando se me ocurrió que podría tirarlo por el balcón para ver si eran tan mariposón como parecía y volaba), voy a sacar mi lado friki en este tema. No es un frikismo exacerbado, no hago tonterías, no me disfrazo de tucán, no tengo comportamientos extraños. Pero si que mi afición por los animales ha desembocado en una serie de aspectos que me diferencian del resto de la gente de mi entorno.

Lo que si quiero dejar claro es que yo no he "buscado" de manera voluntaria nada. Por ejemplo, los frikis del mundo manga se proponen aprender japonés para leer comics originales y ver series de dibujos. Los flipaos de "El Señor de los Anillos" aprenden élfico, se operan las orejas para hacérselas puntiagudas y hasta son capaces de excavarse una cuevecilla en cualquier prado para emular a las casas de los hobbits. Incluso hay algunos dementes aficionados a la oscuridad, vampirismo y otras artes que se afilan los colmillos. Yo no soy de esos, lo mio es mucho más light.

Como buen amante de los animales, en mi casa siempre hubo mucho bicho: unos eran mascotas propiamente dichas, y otros simplemente llegaban porque yo me los había encontrado o los había buscado personalmente. El vivir en una casa con amplio patio fue bastante beneficioso para que el pequeño Alber se entretuviera de lo lindo buscando lombrices en la parcelita que mi abuelo dejaba sin sembrar en el huerto. Esas estupendas lombrices servían para alimentar a mis amigas las gallinas, con las cuales me tiraba las horas muertas. De hecho, una frase muy habitual en mi más tierna infancia era "Mami, me voy a jugar con las gallinas". Y allí que me iba con ellas. Ni que decir tiene que cuando alguna gallina tenía pollitos, ella podía disfrutar de su compañía, a lo sumo, un par de días. Inmediatamente después, la custodia de los pollos pasaba a ser de mi total responsabilidad. Los instruía en el noble arte del vuelo sin motor, lanzándolos (cuando ya tenían plumas y las alas desarrolladas, claro está) desde las escaleras de la cochera hasta las lechugas. Los pobres querían huir, pero mi fe en conseguir gallinas voladoras era inamovible!!

El huerto era un auténtico paraíso para los bichos: lombrices, escarabajos, cochinillas (bichos-bola, vaya), saltamontes, abejas y avispas, mariposas...yo no tenía miedo a nada. Cogía las lagartijas como el que coge un caracol. Las alimentaba con moscas y hormigas, y comían de mi mano. Si mi madre compraba cangrejos de rió, uno debía ser para mi. Le preparaba un barreño con agua, arena, piedras, etc, y lo alimentaba con jamón de york. Las tortugas (galápagos de río) eran parte de la familia (he tenido tortugas hasta hace apenas 3 años). Tenían una piscina de obra, revestida de azulejos, con rampa de entrada y salida. Si salía a merendar al patio, rodeaban la mesa con el pescuezo tieso y la boca abierta, esperando que les cayera algo. Era digno ver como se comían los caracoles, sacándolos enteros de la concha. Una vez pesqué una carpa y el cabezón lo eché al agua....parecían pirañas, sacando la cabeza con trozos de carne colgando de la boca, el agua teñida de sangre....

Fui a coger ranas cientos de millones de veces. Traía botes enteros llenos de renacuajos que hacían la metamorfosis en mi patio y se transformaban en diminutas ranitas. Alguna vez que otra, junto con las ranas me traía de estrella invitada a alguna culebra de agua (me encantaaan!!!).

Dos gatos han convivido conmigo, y eran geniales. Lo único era que tenían prohibido el paso dentro de la casa, y eso hacía que nunca pudiera cogerles el cariño que le tengo a la Irati. Aún así las recuerdo con mucho cariño. No puedo decir lo mismo de los perros, ya que nunca he tenido. Es la espina que tengo clavada desde siempre. Con la casa tan grande, el patio enorme y un barrio con jardines y pocos coches, tener un perro hubiera sido algo ideal. Mis padre no opinaban lo mismo y siempre hubo veto. Eso si, puedo prometer y prometo que no me moriré sin tener un perro. Y cada vez coge más fuerza el tener un galgo...ya os iré contando.

Hamsters, un cobaya, canarios, diamantes mandarines, una tórtola turca, codornices, una paloma blanca preciosa (regalo de cumpleaños!!!), una abubilla (otro pájaro raruno que me trajo mi tío)...todos ellos han pasado por mi vida antes o después. Esta fiebre animal se complementó con decenas de libros sobre animales. Con 6 años mi madre me regaló una guía de mamíferos, pero no para niños, no. Una guía de identificación profesional, con pesos, medidas, habitats, etc. Junto al nombre común, otro nombre más raro, en cursiva o entre paréntesis: Lobo (Canis lupus), Zorro (Vulpes vulpes), Conejo (Oryctolagus cuniculus)...y oye, el niño que le gusta el tema, que tiene buena memoria...que con 8 o 9 años me había aprendido el nombre científico de todos los mamíferos europeos. Ahora, con 31 que tengo, también controlo el de las aves europeas y el de los principales animales de todo el mundo. Tengo libros de aves cantoras, de insectos, de arácnidos, un diccionario de animales, fauna ibérica, fauna africana, de la selva amazónica, del campo y de la granja, de perros, de caballos, rapaces peninsulares....

Por si eso fuera poco, siempre he tenido una especial habilidad para imitar sonidos de animales. El perro es mi especialidad (todos los que me conocen y me leen estarán diciendo que si con la cabeza). No es porque yo lo diga, pero parezco un perro de verdad. Y no lo digo yo, lo dice el hecho de que veo un perro y "ladro" y el perro me mira con extrañeza y busca al emisor del ladrido. He conseguido volverlos realmente locos la mismo tiempo que me descojonaba. Cuando era más pequeño, antes del cambio de voz de la adolescencia, relinchaba como un caballo pura sangre. De hecho, los caballos me contestaban, con la cara de sorpresa del que presenciaba el espectáculo. Y memorable fue una excursión con mis padres a la sierra de Cazorla: me escondí entre unos arbustos y con un amplificador (una botella de plástico recortada, tecnología punta!!) empecé a imitar a los ciervos en plena berrea. Algunos señores casi se emocionaban al escucharlo y echaban de menos el no estar de montería!!

Muchos ahora entendereis porque se me da bien dibujar animales. Es pura pasión. Aparte de esto, soy un chico de lo más normal.....no??

PD: Por si hay alguien nuevo que quiera ver mis dibujos, aqui están todos.

http://www.flickr.com/photos/elpintordeanimales/sets/

No dejeis pasar la oportunidad de obsequiar a vuestros seres queridos con un dibujo. Ellos os lo agradeceran, y un servidor más todavía!! Precio especial para seguidores de mi blog, dense prisa que me los quitan de las manos!!

7 comentarios:

  1. Oye que eso de que te gusten los bichos no es de ser friki, a mi me encantan, aunque con algunos no comulgo tanto. Pero admiro y respeto a la gente como tú.

    Niñooooooo que me ha encantado tu entrada y hoy que tengo tiempooooo, vamos a ver esos dibujos.

    Un besazooooo

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  2. Un día haré una lista de frases memorables y en ella estará, sin duda: "Mami, me voy a jugar con las gallinas". Me encanta.

    Aunque yo no soy muy amante de los animales, de pequeña sí que jugaba a muchas de las cosas que relatas. Cogía lagartijas y les cortaba la cola porque alguien me dijo que les volvía a nacer. Esperaba a ver si le salía, pero me aburría de mirar antes... Y también coleccioné renacuajos. Como siempre se morían cuando empezaban a echar las patas, al final mi hermano el mediano y yo les hicimos hasta un cementerio.

    Por cierto, qué vas a ser raro tú por saberte el nombre científico de todos los bichos del planeta Tierra, qué va, hombre!!

    Sin ánimo de ofender, una anotación: sabes que en tu Flickr se ve tu nombre completo?? No sé, con determinadas rajadas que te has metido del curro, igual te buscas un problemilla...

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  3. Yo nada más he tenido un perro.

    Cuando pase mi dolor, me conseguire otro de raza grande. Un galgo es una maravillosa raza de perro, como "Huesos" de la serie de los Simpson.

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  4. Entre los cuadros que pintas y todo lo que sabes... te declaro animal-adicto!!

    Besos.

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  5. ¿Estás seguro que no eres Gerald Durrell?

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  6. Me parece muy bien esa afición tuya a los bichos, mi padre cuando yo era pequeño tenía peces y me daba por aprenderme los nombres. Incluso hice un cuaderno:
    - Pez de colores: carasius auratus.
    No, no me preguntes ninguno mas que no me acuerdo... Aish, tengo de biólogo lo mismo que la obregón...

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  7. Ya tiene razón Manolo, chaval: eres un fenómeno.
    Que sabiduria, y que afición tan entretenida esta de vivir tan intensamente la vida de los bichos(de cuatros patas)... buenoo los de dos tampoco tiene desperdicio, y también los hay de varias especies, yo conozco algunas sin catalogar de momento.Nos pondremos a ello, que por Tishana pasa mucha gente rara, rara, rara....

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