jueves, 13 de enero de 2011

Que pase el siguiente...



Paco Bascuñán, Juan Ramón Yuste, Sigfrido Martín-Begué…son nombres que a la mayoría de vosotros no os dirán nada. Si estáis relacionados con el mundo del arte y el diseño, es posible que os suenen de algo. Diseñador gráfico, fotógrafo, y pintor, respectivamente. Un valenciano y dos madrileños. Los tres grandes profesionales dentro de sus disciplinas, aplaudidos y reconocidos por la crítica y el público. Los tres profesores en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, y los tres me dieron clase el mismo año. Y los tres se han muerto en el plazo de un año y medio con 50 y pocos: infarto, cáncer y diabetes.

Me sorprendió mucho enterarme de la muerte de Bascuñán, allá por septiembre de 2009. No sabía nada hasta que hace medio año o así, interesado por los trabajos que hacía en su gran estudio de diseño en Valencia, busqué en internet y me topé con multitud de “In Memoriam”. Hace una semana, movido también por la curiosidad, tecleé “Juan Ramón Yuste” y me encuentro con diversos artículos y condolencias por la perdida de uno de las grandes fotógrafos de la Movida de los 80. Aquí me quedé muerto, puesto que Yuste era un tio muy majo y sobre todo, muy buen profesor….bueno, mejor dicho, era profesor, porque en la Facultad de BB.AA de Cuenca hay muy pocos “profesores” y mucho gilipollas.

Sigfrido era diferente….Sigfrido era un poco “siniestro”, tanto en sus formas como en la manera de hablar, de comportarse…pelín baboso y si le molabas mucho (siendo de genero masculino), no dudaba en acercarse mucho a ti mientras te enseñaba a mover el carboncillo de manera sinuosa… creo que fue muy muy amiguito de Pedro Almódovar, en esos momentos álgidos de la Movida Madrileña. Era un buen artista, con unos cuadros originales muy en la línea del pintor futurista italiano Giorgio de Chirico….pero a mi no me terminaba de convencer como persona.

Y ahora pienso yo…quien será el siguiente en caer?? Han sido muchas coincidencias: tres de mis profesores, muertos en apenas un año y medio, que no han llegado a viejos porque se han quedan en la cincuentena.

Tengo muchos en la recámara, pero espero que a ninguno les pase nada, ya que siempre te queda algún recuerdo de ellos, tanto bueno como malo.

Si tengo que recordar con auténtica devoción a un profesor, siempre tendré en mente a Juan Vicente Llorens, profesor de Hª del Arte. No he visto JAMÁS a un profesor tan enamorado de su asignatura como este señor. Parecía que se le iba a salir el alma por la boca cuando explicaba, se despeinaba, se movía por la clase, gesticulaba…te mantenía en tensión cuando hablaba de “la visión del abismo y la desteologización y blablablá…El día que dijo: “hoy vamos a hablar del más indiscutible de los genios…Velázquez!!”…casi me caigo de la silla de la emoción, jaja.

En cambio, había otros que dejaban mucho que desear. Uno de ellos me puso verde delante de toda la clase por ir en chándal (un chándal bien chulo que tenía del Deportivo de la Coruña, limpio y moderno). Creo que es preferible ir en chándal que no ir con harapos sucios como iban algunos o con falda escocesa y una lechuga en la cabeza, como iba otro.

Macu, una chica muy pero que muy maja (modo irónico ON), que hizo muchos meritos chupándosela a alguien para ser profesora de pintura, se indigno casi hasta el infarto cuando le dije que mi pintor preferido era Velázquez. Opinaba la muy docta que en pleno siglo XXI no me podía gustar Velázquez habiendo muchos artistas contemporáneos (como tu, no te jode, que te dedicas a amontonar fardos de paja sucia en la pared y dices que eso es “arte”).

Y mi preferido, Ricardo Cadenas, que me suspendió dibujo alegando que no era capaz de proporcionar la figura humana correctamente (será porque no me gusta dibujar humanos). Un buen día, terminada ya la carrera, fui a la Facultad a solicitar el titulo y pasé a saludarle y a enseñarle uno de mis dibujos, concretamente la cabeza de un caballo. Cuando lo vió, chasqueo los labios, hizo un mohín y volvió a su retahíla de siempre, con su acento sevillano: “Albetto, vorvemo a lo de siempre, quillo. No sabe dibuha bien. Ette caballo no tiene bien la proporsione, poqque tiene er morro mu corto y mu ettrecho… “

Y en ese preciso instante, llegó el momento que tanto y tanto tiempo llevaba esperando. Me hinché como un pavo, se me erizó el pelo y dije una frase que para mi, fue lapidaria:

“Ricardo, agradezco tu crítica, pero si me permites, te voy a hacer una pequeña aclaración. Este dibujo representa a un caballo árabe, caracterizado y apreciado por su morro CORTO Y ESTRECHO” Ahí quedó eso, su cara fue de autentico planchazo. Aún así, me dijo que si se lo dejaba un segundito, pero no me quiso decir que pensaba hacer con el. Evidentemente, me negué, nunca te puedes fiar de las intenciones ocultas de un “artista”.

El caballo de marras!!

6 comentarios:

  1. Me reitero... Me flipa que eso pueda salir de una mano humana! Jo, con lo que me molaba dibujar de pequeña y ahora soy una inútil. Por cierto, ya lo siento por tus profes muertos. Yo la verdad que no sé si la habrá palmado alguno. Había una bruja -que me dió Gestión de Empresas (vete tú a saber por qué dimos eso en Periodismo) que estaba a punto de estirar la pata, pero no sé si seguirá por aquí.

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  2. Alber, pues a mi el caballo me parece precioso!!!!

    Jo, la verdad es que lo de los profes también se siente, eh??? A mi me pasó cuando me enteré que uno de mis profes de arte contemporáneo, Juan Antonio Ramirez se había muerto... te da como un bajón... pffffffff.

    Un besote

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  3. Vaya profesores que tenías!! Todos tenían su puntilla. El caballo me parece precioso.

    Besos.

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  4. muy buena descripcion de tus profesores, es decir de mis profes ya que yo me sentaba muy cerca de tí. Lo que más me gustó fue lo del chandal del depor, ja,ja,ja. menudo payaso el Horacio, verdad?

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  5. Anónimo mío, si hemos sido compañeros de clase no te escondas y dime quien eres!! Ay que ver con los anónimos...

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