
Como este parecia bastante listo y se iba por el techo, yo me encargaba de lanzarle desde abajo animalejos de peluche del Ikea, tapones de corcho de las botellas de vino espumoso que solemos beber los fines de semana y también he intentado alcanzarlo con una bolsa de tela que solemos llevar al super, que somos ecologicos la Estertxu y yo. Al final creo que le desviado la dirección un poco y el motor petardeaba. Me he ido a la cama sin saber el desenlace del asunto, aunque conociendola, estará como una esfinge, toda estirada y elegante ella, esperando que al bicho le de por bajar. Menuda es la Irati....
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