viernes, 28 de mayo de 2010

Sola

No es una situación agradable. Me (nos) gusta mucho viajar, y cada vez que tenemos la oportunidad, nos vamos por ahí (aunque sea al campo a dar una vuelta, o más aun, a Carrefour, que está en un barrio algo retiradillo del nuestro). A ella no le queda del todo claro el motivo de nuestro comportamiento, más o menos habitual. Yo me voy más a menudo, y me acompaña hasta la puerta. Se queda allí, observándome, con cara de extrañeza, preguntándome con la mirada porqué me vuelvo a ir y si tengo intención de volver. Yo le digo que no se preocupe, que a la hora de siempre estaré de vuelta, y le contaré como me ha ido el día, dedicándole parte de mi tiempo, que también es el suyo. La alegría se nota en su cara, le cambia la expresión cuando me ve entrar por la puerta y corre emocionada a darme la bienvenida de nuevo.

Hoy será diferente, puesto que cuando la puerta se abra a mediodía, se cerrara con dos vueltas de llave y no se volverá a abrir hasta el domingo, bien entrada la noche. La casa se quedará inmensamente vacia, sin el calor que tanto le gusta, sin la actividad diaria, sin la sorpresa ante lo nuevo que pueda llegar en diferentes formas, tamaños o texturas.

Cada vez que llega esta situación no dejo de comerme la cabeza con el remordimiento de que pensará, hora tras hora, minuto tras minuto, segundo tras segundo. Esperará junto a la entrada, atenta a cualquier sonido que le indique que estamos de vuelta. Cuando la puerta se abra, hará el ritual que ya se ha convertido en algo habitual: correra hasta el salón y, sobre la alfombra, debajo de la mesa, estirará su cuerpecillo hasta el infinito, mostrándonos su pechito blanco para que le hagamos arrumacos.

Estos dos días y medio estará sola en casa, y nosotros acordándonos de ella cada cinco minutos. Somos así de tontorrones, pero nunca llegué a pensar en el inmenso cariño que le podría llegar a coger a mi gato. El estar en otro sitio que no sea nuestra casa se me hace extraño, ya que no la veo pasar de una habitación a otra corriendo como una auténtica exhalación, volviendo al minuto con un gracioso trotecillo, como un potro. Cruza las patitas como un auténtica top-model, moviendo el culillo y con su cola bien alta, bien tiesa, que demuestra la alegría que rebosa de su gatuna vida. Le dejaremos un buen plato de comida, agua limpia y su lecho de arena recien cambiada (y como se haya meado en la cama....pues tendremos que lavar la funda, que le vamos a hacer!!)

En el fondo se tirará durmiendo la mayor parte del día, soñando con Pixie y Dixie, Jerry, Stuart Little, Mickey y el Ratón Pérez, entre otros roedores célebres. Nosotros volveremos de Puertollano el domingo, incluso con un nuevo peluchín para ella, que evidentemente, y por muy bonito que sea, no llegará nunca a sustituir a su estropajoso ratón marron oscuro que compramos en nuestra primera visita a IKEA, mucho antes de que ella llegara. Queríamos que tuviera un juguete desde el primer momento y desde luego que es su preferido.

En fin, que me siento culpable por tener que dejarla sola unos días. Estos problemas son los que se derivan de tener una mascota. Cuando nos vayamos de vacaciones más días ya buscaremos a alguien que vaya a darle de comer o que se pueda quedar con ella, que seguro que estarán encantados de tener una gata tan sumamente guapa con ellos.

Y al hilo de este asunto, lanzo la pregunta, a ver que pensais de ello:

¿En que piensan los perros callejeros, y sobre todo, esos pobres galgos que todos hemos visto alguna vez, tan delgados y huidizos, con esa mirada triste y lánguida que tienen? Me conmueven enormemente y siempre me pregunto que les pasará por la cabeza al verse en esa situación de desamparo en la que se ven por culpa de otros...

Buen fin de semana

4 comentarios:

  1. El tema de los perros callejeros me da una tristeza enorme, sus expresiones y miradas lo dicen todo. No se como hay gente capaz de abandonar a un animal que te ha estado dando cariño y compañia, bueno si hasta hay gente que abandona a sus familiares, qué nos puede extrañar??

    No te sientas mal por dejarla sola, volveréis a estar con ella ;)

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  2. Lo malo no es que la dejeis sola, sino como vais a encontar la casa a la vuelta... solucion: transportin que te crio, y la llevais con vosotros... y asi la veo yo jejejejeje...

    Lo de los galgos es algo que no me deja vivir... de hecho cuando veo a uno, no le miro a la cara por que sino se me queda su mirada clavada en la memoria y tarda en borrarse...lo paso fatal

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  3. No me preguntes estas cosas Alber, cada vez que veo un perro cojeando me pongo a llorar, con eso te lo digo todo.

    Besos y feliz finde.

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  4. Esta cuestión es algo que me ha rondado la cabeza en numerosas ocasiones. Los que tenemos mascotas, a veces, hemos tenido que renunciar a planes o se ha convertido en una odisea, pero jamássssss he entendido como se puede abandonar a un ser que te muestra tantísimo cariño. Miro sus ojos y estoy perdida.

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