sábado, 19 de mayo de 2012

Diga 33



Acabo de cumplir 33 años. Si te paras a pensarlo, 33 años es mucho tiempo. Puedes hacer mogollón de cosas en 33 años, buenas y malas, mejores y peores. Puedes triunfar como la Coca Cola y puedes cagarla de manera monumental y que todo el triunfo anterior se vaya a la mierda en un plis. También puedes no hacer absolutamente nada en 33 años, ser un parásito social que se soba los huevos con las dos manos y no tiene nada relevante que contar de sus 33 años de vida. Hay otros que les da tiempo a hacer miles de cosas, casi todas buenas, y que como premio por sus 33 años, unos cuantos cafres aprovechen para crucificarlo, y encima, en las vacaciones de Semana Santa...tócate los cojones, Mariloli!!

Yo estoy ahora saboreando la edad de Cristo, los 33 años. Y creo que estoy en disposición de decir que he aprovechado bastante bien estas tres décadas y pico. He tenido tiempo para crecer en un barrio obrero con forma de pequeño pueblo, con iglesia, colegio, instituto, piscinas y economato propio, situado a tomar por culo del centro de Puertollano. He tenido tiempo de pegarme unas caminatas de órdago para bajar al centro los fines de semana a salir con mis amigos: la ida es buena, vas vestido de guapo, oliendo a buena colonia, con ganas de tomarte unos cuantos combinados y si se puede, triunfar con alguna buena moza. La vuelta era peor, con dolor de pies, oliendo a mierda y con una tajada de impresión...pues durante mis 33 años han sido no una ni dos ni tres...ya he perdido la cuenta!!

Durante 33 años he tenido la suerte de viajar por nuestro hermoso país gracias a mis padres viajeros. He estado en 37 provincias de las 50 que tenemos, me he bañado en playas de toda la costa española y he visto cientos de monumentos famosos. También he tenido la suerte de salir de nuestras fronteras, menos de lo que me hubiera gustado, pero algo es algo. Me ha dado tiempo a ir a una boda entre una riojana y un tailandés en Chicago, a patearme de manera infame la ciudad de Londres, a disparar más de 2000 fotos en las principales ciudades flamencas de Bélgica y a pasar 3 meses de otoño en Letonia. Es un orgullo decir que durante 3 meses de mis 33 años fui el primer estudiante español en Riga, estudiando en una escuela de arte preciosa, vendiendo entradas ilegales de una discoteca, escapando de las garras de un gorila ruso y siendo el objeto de las miradas de muchas chicas de la ciudad que se hacían fotos conmigo y cuchicheaban a mis espaldas.

Me ha dado tiempo a ser un universitario de los que tienen la oportunidad de estudiar en otra ciudad diferente a la suya, con lo que eso conlleva en cuanto a la "libertad" para hacer cosas que en tu casa no podrías hacer. Y si vives en una residencia universitaria mixta, progresista y sin ninguna vinculación con la iglesia, pues mejor que mejor: libertad total de horarios de entrada y salida (eres adulto para saber lo que tienes que hacer), convivencia diaria con chicos y chicas de todo tipo de pelaje, condición social, ideas y proyectos, experiencia totalmente enriquecedora donde las haya.

En 33 años me ha dado tiempo a cursar una carrera universitaria bonita y creativa como Bellas Artes, alabada y defenestrada al mismo tiempo: alabada por las personas sensibles hacia las manifestaciones artísticas y culturales y defenestradas por los listillos que la veían como una carrera menor, una pérdida de tiempo, un nido de comunistas porreros y vagos, algo poco serio y con asignaturas ridículas del tipo "pinta y colorea, modela con plastilina y papiroflexia". Yo a todo esto lo llamo "envidia" y rabia por no tener la habilidad de concebir una idea y darle forma con tus manos. Todos lo que tanto se burlaban, en su mayoría estudiantes de Arquitectura Técnica, ahora están en paro. Yo también, pero sigo conservando la opción de poder tener una idea y darle forma; ellos no la tienen.

En 33 años me ha dado tiempo a ilusionarme con proyectos laborales muy atractivos: una editorial en Madrid en la que iba a colaborar en el diseño y maquetación de un revista (acabé repartiendo revistas con un carro de la compra),  una agencia de marketing y publicidad en un duplex de la C/ Serrano de Madrid con una cartera de clientes bastante interesante (cuando se acabó mi contrato me echaron de buenas a primeras, contratando en mi lugar a otro pringado como yo. Luego me enteré que mucho lujo y mucha tontería, pero la dueña tenía menos papeles que un lagarto y más trampas que una Casa de Terror. Acabó cerrando por impago), una agencia de publicidad en Toledo, con un dueño moderno y con ganas de comerse el mundo (no me quisieron hacer un mínimo contrato alegando que no tenían dinero; era verdad, acabó cerrando con una deuda de 900 mil euros),  una imprenta con 80 años de solera a sus espaldas y reconocida en todo Puertollano, donde iba a poder aportar mis conocimientos en diseño después de algunos años de experiencia y sobre todo, savia nueva y nuevas ideas para sacar a la empresa del tedio creativo en el que vivía (cobraba 750 € y jamás se reconoció mi mérito a pesar de que los clientes agradecieron las propuestas que yo hacía. Me fui de forma voluntaria después de la muerte de mi madre, con la intención de irme a Pamplona a empezar de nuevo y la dueña de la empresa no me hizo el favor de "despedirme" para poder cobrar el paro mientras buscaba trabajo en Pamplona..todo un detalle, vamos), una empresa de comunicación de Pamplona con una cartera de clientes valiosísima (sector público y privado como Gobierno de Navarra, Archidiocesis de Pamplona, bodegas, constructoras, Ayuntamiento de Pamplona (la megalomanía de su dueño fue el fin de una empresa con muchas posibilidades...y encima, ladrón sin escrúpulos por el dinero que se ha perdido y que no me ha pagado...cabrón).

En 33 años me ha dado tiempo a picotear de flor en flor como un abejorro, tanto en Cuenca como en otras ciudades de la geografía española y europea. Fui bastante tardío en tener una relación seria, pero no duro mucho: me pidieron un tiempo de reflexión y ya llevo 7 años esperando que se decida si le interesa seguir o no, jajaja. Los celos rompieron esa relación que no podría ir a ninguna parte y que me dejo el camino libre para encontrar la estabilidad con Ester...casi 7 años nos contemplan y ahí seguimos, dos treintañeros que parecen adolescentes haciendo el tonto día si y día también.

En 33 años he podido experimentar días de felicidad plena y de tristeza absoluta. Con solo 33 años ha sido muy difícil despedirme para siempre de una madre y de un hermano, pero mi guión está así escrito y no puedo hacer nada para modificarlo. Espero que en los próximos 33 años pueda encontrar un buen trabajo que me permita tener un futuro asegurado, poder formar una familia, tener un galgo (ya tenemos hasta el nombre pensado!!) y presumir en este blog de otros 33 años!!


Por si no lo he dicho antes, acabo de cumplir 33 años...si si, diga 33!!

viernes, 4 de mayo de 2012

Libre, libre quiero ser...



Vodafone me está agobiando. Me está agobiando y mucho. Están empeñados por activa y por pasiva en que me haga con un Samsung Galaxy pequeñito y juguetón, con una conexión a internet estupenda y con una tarifa XS, reducidísima y maravillosa de 20 € al mes, que con impuestos varios se queda en 23 con algo. Y no quiero.

Me lo han dicho con 3 o 4 sms, avisándome de que la promoción llega a su fin y que al final la voy a perder. Me han mandado sms multimedia con la promoción en bonitos tonos rojos, animándome a dar el paso. Me han mandado mails con más información, me ha llegado correo ordinario con fotos preciosas del teléfono. Y me han llamado un par de veces para decirme que soy un cliente muy valorado y que NECESITO ese teléfono, esa tarifa y ese consumo mínimo de 20 €. Y no quiero, coño!!

No necesito tener ese teléfono, por muy listo y muy "smart" que sea. No necesito internet en el móvil, no es una prioridad en mi vida. Y voy más allá: no es que no necesite tener internet en el móvil, es que no quiero tenerlo. Y no quiero tenerlo porque no quiero ser un esclavo del teléfono y de sus aplicaciones. No me meto con que los usuarios de smartphones disfruten con sus terminales inteligentes, con cámaras maravillosas, pantallas gigantes y cientos de divertidas aplicaciones que hacen las delicias de niños y mayores, pero yo no lo necesito.

Al estar en paro, paso mucho tiempo en casa, y en casa tengo siempre el ordenador encendido, con lo cual tengo conexión continua y permanente a internet. Miro el correo varias veces  al día, sigo las actualizaciones de facebook de manera continua, me río un rato con mis twitteros preferidos y leo los post que escriben los bloggers. Tambien me leo todos los periódicos, de izquierdas y de derechas, del Madrid y del Barça, el GARA abertzale y pro-etarra y la gaceta de Intereconomía (estos dos últimos los leo para reírme un rato, son pura comedia escrita!!). Si hago esto en casa, para que necesito mirar mi facebook si estoy tomando unas cañas con amigos, si me voy a ver patos a una charca o si voy a comprar vino? Cuando llego a casa me siento en el ordenador y paso 20 minutos echando un vistazo a todo lo que se ha publicado en mi ausencia.

No tengo el ingenio y el don de palabra de muchos twitteros para escribir brillantes sentencias o burradas sin piedad de 140 caracteres. No voy a restaurantes pijos con platos de nombre impronunciable a los cuales hacer fotos para subirlas a facebook o twitter y contar lo bien que me lo estoy pasando mientras pago una factura de 100 euracos. Si alguien me manda un correo electrónico para decirme que necesita que le mande este archivo o aquel otro, hasta que no llegue a casa y coja el ordenador no voy a poder hacerlo, con lo cual me da igual recibir ese mail o no.


Y sobre todo, no quiero Internet en el móvil porque me obligan a pagar un mínimo de 20 euros que no necesito pagar, puesto que mis facturas de móvil rara vez superan los 10,62 €: 9 € de consumo mínimo + IVA. El coste de mis llamadas mensuales suelen ser (salvo meses puntuales que tengo que hacer llamadas fuera del horario reducido) de unos 3 o 4 €. Llamo bien poco por el móvil porque tiro mucho de teléfono fijo (que me sale gratis), si Ester trabaja le hago una perdida y me llama desde el trabajo, mis principales contactos tienen vodafone o teléfono fijo y el coste de mis llamadas es de 1,2 € minuto...ninguna compañía es capaz de superar esa oferta...ni el propio Vodafone, cuya tarifa XS es bastante más cara que la que yo tengo!!.

Y que no, que no....que me conozco y se que al final me iba a enganchar al smartphone, y me voy a dejar una pasta que ni quiero y sobre todo, no me puedo gastar....smarphone?? No gracias!!