Que gran ciclista, verdad? S0lo me parezco a el en dos cosas: en el nombre (precioso, por cierto) y en su madridismo. La habilidad en la bici es cosa suya, yo soy algo más torpe. Hoy he tenido un estupendo patinazo por culpa del suelo mojado (Barcina (la alcaldesa de Pamplona), a ver si secamos el suelo cuando llueve, que ya podrias despues de lo que cuesta vivir en esta ciudad). La verdad es que ya me he caido tres veces con la bici desde que la tengo. Solo han sido caidas tontas, fruto de la climatología de Pamplona que hace que el suelo esté mojado o con hielo más de la mitad del año.
He tenido historias con la bici, caidas monumentales de haberme matado. La mejor de todas fue hace ya bastante. Tenia mi flamante bici de montaña nuevecita, y bajaba una leve cuesta que hay hacia mi casa en Puertollano (mi ciudad natal). Hasta entonces habia montado en una bici de mi tia, que era bastante durilla de dirección. Gracias a ello me acostumbre a bajar esa cuesta sin manos, todo chulo yo.
Ese día se me ocurrió la brillante idea de soltarme de manos con mi bici nueva, que era ligera y suave como una pluma. La cosa empezó a coger velocidad y pille un bache, lo que provocó que la rueda delantera perdiera su rectitud y empezara a dar bandazos. Mi pobre cerebro adolescente, bloqueado y acojonado por la novedad del asunto, no enviaba bien la orden a mis manos de que se agarraran al manillar de la bici, y estas, a lo tonto, tuvieron la brillante idea de agarrarse a la barra central de la bici. Aquello era para verlo: bajando la calle echando leches, con la bici de lado a lado, y yo agarrado a la barra como un loco.
De frente me encontraba con un coche que subía y caminando, mi vecina con su novio. Estos se hicieron a un lado con cara de terror, y yo continué la calle hasta que me estampé contra el coche de mi padre enfrente de mi propia casa. El caso es que el porrazo no fué gran cosa. El coche quedo intacto, no tanto yo. Me di un golpe en la cabeza y en el hombro, y aún otra vecina, que vió como me caía, no se molesto en ayudarme a levantarme y encima decía que vaya un sinvergüenza que estaba hecho.
Me levanté como pude y fuí a guardar la bici en la cochera. Ahi descubrí que el hombro no funcionaba bien, porque no podía levantar el brazo izquierdo. Para colmo, la puerta de la cochera tenía truco y había que empujarla un poco al mismo tiempo que se trasteaba con la llave en la cerradura. Como el brazo izquierdo estaba tonto, tenía que darle cabezazos a la puerta e intentar sincronizarlos con el movimiento de la llave en la cerradura. En fin, demencial.
Mi madre mi vió muy blanco y me preguntó que si me pasaba algo: -"nada, mamá, que me he escurrido con un poco de arena que había en la esquina y me he asustado porque casi me caigo"....
Ese día se me ocurrió la brillante idea de soltarme de manos con mi bici nueva, que era ligera y suave como una pluma. La cosa empezó a coger velocidad y pille un bache, lo que provocó que la rueda delantera perdiera su rectitud y empezara a dar bandazos. Mi pobre cerebro adolescente, bloqueado y acojonado por la novedad del asunto, no enviaba bien la orden a mis manos de que se agarraran al manillar de la bici, y estas, a lo tonto, tuvieron la brillante idea de agarrarse a la barra central de la bici. Aquello era para verlo: bajando la calle echando leches, con la bici de lado a lado, y yo agarrado a la barra como un loco.
De frente me encontraba con un coche que subía y caminando, mi vecina con su novio. Estos se hicieron a un lado con cara de terror, y yo continué la calle hasta que me estampé contra el coche de mi padre enfrente de mi propia casa. El caso es que el porrazo no fué gran cosa. El coche quedo intacto, no tanto yo. Me di un golpe en la cabeza y en el hombro, y aún otra vecina, que vió como me caía, no se molesto en ayudarme a levantarme y encima decía que vaya un sinvergüenza que estaba hecho.
Me levanté como pude y fuí a guardar la bici en la cochera. Ahi descubrí que el hombro no funcionaba bien, porque no podía levantar el brazo izquierdo. Para colmo, la puerta de la cochera tenía truco y había que empujarla un poco al mismo tiempo que se trasteaba con la llave en la cerradura. Como el brazo izquierdo estaba tonto, tenía que darle cabezazos a la puerta e intentar sincronizarlos con el movimiento de la llave en la cerradura. En fin, demencial.
Mi madre mi vió muy blanco y me preguntó que si me pasaba algo: -"nada, mamá, que me he escurrido con un poco de arena que había en la esquina y me he asustado porque casi me caigo"....
Así te has quedado, ayyyyyy, cuanta paciencia con este mozete...
ResponderEliminarJoder, que fuerte... pero lo mejor ha sido cuando la mujer te dijo sinverwenza, ja ja ja ja ja...te imagino todo hecho un escombro y la otra mirando...ja ja ja ja
ResponderEliminarQue buenos ratos me haces pasar, eso si me has recordado a la mujer que atropelle en una de las aceras de la calle Santander por esquivar un camión de botellas, ahi recuerdo que no pase tan buen rato.
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