Queridos Reyes Magos...

Un infusor con forma de mono acaba de dejar en mi taza una deliciosa infusión llamada “Mil y una noches”. Es realmente deliciosa, suave, con un toque dulce y exótico muy agradable. El “mono-infusor”, el cual siempre está con el agua al cuello, ha sido uno de mis regalitos de Navidad. Es un pequeño detalle, sencillo, pero muy original y que me servirá para traerme todos los días una buena infusión al trabajo. Si no estoy en el trabajo, esa infusión y muchas otras, que poco a poco se van adueñando de los muebles de la cocina, llegan a mi taza procedentes de una tetera tradicional china, realizada con barro y fibras vegetales de manera artesanal. Ese fue uno de los regalos que Ester ha recibido por mi parte estos días. En cuanto Ana (nuestra nueva “amiga-vendedora de infusiones-bloguera”) me la enseño en su coqueta tienda del casco viejo de Pamplona, no lo dudé y me la llevé a casa.

Para que Ester no descubriera la tetera, la guardé dentro de una caja en el húmedo trastero que tenemos justo detrás de la plaza de garaje. Junto a la tetera puse también otro par de detallejos que le compré ese mismo día, procedentes del Comercio Justo: un anillo de plata con piedras verdes incrustadas, procedente de Perú, y un foulard-bufanda realizado a mano en Vietnam (también en color verde, ya que no tenía ninguno de este color).

Cuando el domingo le dije que la tetera olía mucho a humedad (ahora ya no huele), me dijo que no tenía que haberla “escondido” en el trastero. Ella fue más lista y escondió mis/sus regalos en la cocina, pero jugaba con ventaja: por su forma, eran muy fácilmente ocultables en cualquier hueco estrecho. Se trataba de una caja de rotuladores Stabilo (punta gruesa y colores muy brillantes, ideales para hacer dibujos de aves con trazos sencillos), una caja de lápices de grafito con una gama de durezas tremenda (desde el 7B, pura mantequilla, hasta el 4H, que podría rayar el cristal) y un videojuego que ansiaba ya como si fuera una droga dura: Assassin´s Creed – La Hermandad. Es un juego muy interesante, de corte histórico, con unos gráficos acojonantes y una jugabilidad tremenda. No me pude resistir y el mismo día 6 de enero, aprovechando que tenía toda la TV para mí, encendí mi XBOX, puse el juego y me senté en un estupendo puff multicolor, que fue el regalo más “importante” (por precio y entidad) que le he hecho a Ester en estas fiestas. Es genial, súper acogedor y que evita que se me duerma el culo de estar sentado en la alfombra. A la gata también le ha gustado mucho y le gusta hundirse en el mientras se sumerge en esos profundos sueños en los que, a tenor de los ruidos de satisfacción que hace, intuimos que debe atrapar por fin a Pixie y Dixie, a Piolín o a un salmón noruego. Ella también tuvo su regalo, en forma de latita de Breakkies Excel Gourmet con sabor atún. Por su parte no hemos recibido ningún regalo, aunque no hace falta: con sus maullidos de felicidad y su cariño incondicional nos damos por satisfechos…

PD. El perrazo de la entrada ha sido mi primer dibujo con los nuevos lápices. Estoy muy satisfecho con el resultado!!