En un post anterior os comentaba como habíamos tenido la suerte de estar en el escaparate de una tienda justo en el momento en el que su futura dueña daba los últimos retoques previos a su inauguración al día siguiente (por cierto, ayer estuvimos en la tienda ya a pleno rendimiento y nos obsequió con un té verde con jazmín que está delicioso!!). Comentábamos Ester y yo que fue una casualidad enorme estar en el momento justo en el sitio adecuado, aunque para mí, las casualidades no existen. El destino y un planeta llamado Tierra tan diminuto hacen el resto. Digo lo de que la Tierra es diminuta porque mis coincidencias con gente rozan lo absolutamente increíble.
La más “vulgar”, por así decirlo, me ocurrió en Logroño. Era la primera vez que ponía un pie en la capital riojana, y no había un momento mejor que en San Mateo, fiestas patronales que reúnen un cojón de gente por las calles. Aparte de Ester, solo conocía a una persona de Logroño, Cristina, una antigua compañera de facultad a la cual le perdí la pista en el mismo momento en el que termino el último año de clase. Pues bien, paseábamos por lo viejo de Logroño, con un día estupendo, terrazas por doquier y una animación increíble y hordas de gente…y oigo como alguien me llama a voz en grito, o por lo menos, a un tal Alberto. Cuando me doy cuenta, veo a Cristina corriendo hacia mí y a Ester mirando con cara de póker como diciendo: joer este tío, la primera vez que viene a Logroño y va a conocer a más gente que yo!! El caso es que en posteriores visitas a Logroño me he vuelto a encontrar con Cristina, curioso ya que ha estado trabajando en Barcelona y bajaba a Logroño de manera puntual.
Un caso bastante más curioso me ocurrió cuando fui Orgasm…digo Erasmus en Letonia. Antes de iniciar mi aventura báltica intenté chatear con alguien de allí, para al menos intentar conocer a alguien que me pudiera guiar un poco. Di con un señor letón, pero que vivía en Seattle, producto del exilio motivado por la invasión del país por la URSS. Estuvimos charlando un rato y tal, y me dijo el tío que no le molaba que los españoles, italianos y gente del Mediterráneo fuéramos a Letonia, que éramos muy libertinos y que solo buscábamos diversión y sexo fácil en su país. Resulta que la hija de este señor estudiaba Filología Letona en Riga y, temeroso de que lanzara mis tentáculos ibéricos sobre su heredera, me lanzó la advertencia de que ni se me ocurriera tocarle un pelo a su hija. Yo me defendí mintiendo diciendo que solo era un humilde estudiante que iba a Riga a una Escuela de Arte con el único y sano interés de aprender y estudiar las nuevas formas de fiesta en el nordeste de Europa y comprobar la legendaria belleza de las rusas manifestaciones artísticas de la región. Aparte de ello, Riga es una ciudad con 800 mil habitantes, su universidad y mi escuela estaban muy separadas, luego el virtual contacto visual (que no físico) no era ni imaginable. Eso pensaba yo.
Me tocó vivir en un edificio de corte stalinista, grande, frio y sucio, reconvertido en “hostal-residencia” (ja) de estudiantes. Había una disparidad de nacionalidades bastante interesante, incluyendo un par de chicas americanas. Una de ellas hablaba como Mickey Mouse, no le entendía nada, y era más fea que un pie. En su habitación tenía una especie de muñequitos tipo playmobil con la forma de un abeto y un alce. Yo que tengo un ojo bastante curioso y una memoria prodigiosa empecé a relacionar datos e imágenes: El padre amenazador me dijo que vivía en Seattle. Seattle está en el estado de Washington, en el noroeste de EE.UU. limitando con Canadá…y es zona de muchos lagos y bosques….bosques de abetos, con mucha fauna, incluyendo ALCES!! A veces parezco paranoico, luego deseché la posibilidad. Quizá eso era de un amigo que vivía en Noruega y se lo había regalado, vete a saber….hasta que tuvimos la “kitchen-party”, un intercambio gastro-cultural en la cocina del pasillo (yo llevé morcilla ibérica que me mandó mi abuela, jaja) y en cierto momento escuche a Mickey Mouse hablándome a mí con la frase lapidaria (en inglés, claro está): HEY, SPANISH BOY….YOU WERE CHATTING WITH MY FATHER, I´M OK??? (Estuviste chateando con mi padre??) Me quede de piedra, una vez más, la casualidad hacía acto de presencia en mi vida. Eso sí, el señor letón pudo quedarse tranquilo, ya que no tuve ni la más mínima tentación de tocarle un pelo a su hija…
Este año, cuando fuimos a Bélgica de vacaciones, me sucedió otra coincidencia también bastante curiosa. En una iglesia en Gante nos “asaltó” un abuelete muy majo que nos identifico como españoles sin nosotros abrir la boca. Le dijimos que veníamos de Navarra y nos contó que hace bastantes años fue a Gante un equipo de futbol juvenil de Peralta, un pueblo navarro. Un jugador se lesionó de gravedad y lo llevaron al hospital. Este abuelete les acompañó para poder hacer de intérprete entre los médicos y el chaval. Tiempo después el chaval le escribió una carta para darle las gracias y blablá. El chaval se llamaba Aitor Goñi, y resulta que fue jugador hace unos años del equipo de futbol de mi ciudad, Puertollano, que milita en 2ªB…entre todos los jugadores juveniles de España que podía haber ido a Gante, le toco a uno que años después jugo en el Puerto, manda huevos..
Pero lo más brutalmente increíble, casi con pinta de brujería o cámara oculta pasó hace dos años. Estábamos Ester y yo en Chicago, en la boda de una amiga. El banquete fue en Naperville, un “suburb” o ciudad dormitorio de Chicago. Estaba sentado en la mesa reservada a los españoles presentes en el evento y entablé conversación con una chica española que también vive en Chicago. Resultó que también era licenciada en Bellas Artes, hasta aquí nada fuera de lo común. Cuando me pregunta que de donde éramos, le digo que aunque vivía en Pamplona era de un pueblo de Ciudad Real, Puertollano. Resulta que su padre también era de Puertollano, lo que ya es una puta casualidad. Pero cuando al volver al tema se confundió y dijo: “vaya vaya, que casualidad, tu madre de Puertollano” y yo le corregí diciendo que era mi padre el que había nacido en Puertollano y que mi madre era de un pueblo de Córdoba, se queda muy seria y me dice:
- mi madre también es de un pueblo de Córdoba.
- No jodas?? De cuál?? (Y yo imaginándome lo peor)
- De Belálcazar….
SILENCIO TENEBROSO, porque como me estaba imaginando, y no sé porque, mi madre también era de Belálcazar.
Ala, a sacar conclusiones de esto…y aviso, aunque no conozca en persona a casi nadie de los que me leen, es muy posible que algún día, en el sitio más insospechado, os encontréis conmigo…y nos tomaremos unas cañas juntos, faltaría más!!!
La mejor de las casualidades fué volver a encontrarnos despues de años y comenzar esta relación, no te parece?
ResponderEliminarQuerida Estertxu, esa fue una de las mejores, y por ello tenía entrada exclusiva, la ocasión lo merecía!!
ResponderEliminarHace un año caminando por Buenos Aires me encontré a Montilla todo relajao tomándose un café en la terraza de un bar.
ResponderEliminarNo es que lo conozca personalmente, pero pasé dos veces para verificar quién era ese tipo que me sonaba tanto. No cai en el primer momento, es lo que suele pasar cuándo te encuentras a alguien donde no corresponde. "de qué me suena ese tipo?"
Ooooh, qué románticoooo!! (Lo digo por vuestro encuentro!).
ResponderEliminarYo en NY, desayunando, me encontré a Mario Vargas Llosa. Iba en chándal, me pareció rarísimo verlo así vestido y me quedé pilladísima... Y no me atreví a decirle nada. Le iban grabando porque era justo el día en que le habían concedido el Nobel. Pero mi amiga y yo no nos enteramos de eso hasta que volvimos a España.
La verdad que yo también soy mucho de coincidencias. A veces me acojono y todo. Cuando nos encontremos, invitarás a algo, no?? Jejeje.
Pues no me importaría nada tomarme algo con vosotros!! Que lo sepáis!!
ResponderEliminarAcabo de leer tus últimas entradas y me encantan, como siempre, si es que lo que no te pasa a ti!!
Besos.
¿pero los dos con el padre y la madre del mismo sitio? ¿y no quedastesis para haceros una prueba de ADN o algo?
ResponderEliminarA lo mejor os separaron al nacer...