Imaginad la cara de mi familia, amigos y conocidos cuando les solte, allá por el año 2000, una frase tal como:
¡Atención, me han concedido la beca Erasmus! Y lo mejor de todo es que, en lugar de irme a cualquier pais europeo cercano, lleno de españoles juerguistas por todos lados, con lo cual estaría toooodo el santo día hablando castellano, sin aprender ni una pizca del idioma del pais en cuestión y tocándome los huevos a dos manos...me voy a Riga, capital de Letonia. Es el destino más lejano a España, a unos 3 mil km. Allí no hay un solo español....de hecho, voy a ser el primer estudiante español que se deja caer por allí con una beca Erasmus, ya que es el primer año de los paises bálticos en el programa Erasmus. Por no haber, no hay ni embajada ni consulado español ni nada, el más cercano esta cruzando el mar Báltico, en Estocolmo, juas juas. Es un país un tanto peculiar, independiente de la antigua URSS desde hace 9 años, en vías de desarrollo, c0n unas temperaturas otoñales bastantes frescas (por debajo de 0º C) y con ingentes cantidades de nieve a partir de noviembre. No os parece increibleee????
A mi madre le cambio el gesto. Muchos me dijeron que de allí, o me volvía a los dos días o no volvía nunca mas. La inmensa mayoría de gente, quitando mi familia y mis amigos, me decían que como se me ocurría irme ahi, que estaban liados con la guerra y muertos de hambre por la calle. Es lo que tiene no estar muy puesto en geografía y situar Letonia cerca de Bosnia y tal, en fin...
Pues eso, que el día 8 de noviembre de 2000 aparecí, previa escala en Londres, en el aeropuerto de Riga. Yo solo. Sin haber salido nunca al extranjero. Sin ningún tipo de referencia, ya que no había nadie que pudiera dar referencias, claro está. Desde la facultad me dijeron que me gestionarían un alojamiento, pero me negue en rotundo para poder buscarmelo yo desde internet. Por lo tanto, tenía un hotel para la primera semana y un "hotel" (juas) de estudiantes para el resto de los tres meses.
Lo primero fue regatear con el taxista el precio de la carrera, a la 1 de la madrugada. Lo segundo, montarme en un coche que me llevaba por un bosque tenebroso (pero de verdad) donde no se veia una puta luz. Lo tercero, aparecer en la ciudad (menos mal) y decirle al conductor que se veían muchas chicas de lo más divertidas en los alrededores del hotel. En cuarto lugar, enterarme de que me había cogido el hotel en pleno barrio "rojo" de Riga, todo lleno de putas. Empezaba bien la cosa.
Y durante la primera semana disfruté de una habitación de hotel con lavabo incluido!! Incluido en un rincón de la habitación, claro está. El retrete y las duchas estaban en el pasillo, para que compartieramos las cosas comos buenos hermanos (este comunismo ruso...) Nos os podeis imaginar como crujia el suelo de madera del pasillo, ni el frio que hacia por ese pasillo lúgubre como un barracón de la guerra de Vietnam. Tambien durante esa semana me conocí mejor a mi mismo, puesto que estuve casi 4 días sin establecer una conversación con persona alguna. Solo los patos parece ser que me entendían un poco cuando intentaba contarles un poco mi vida en España, lo que me gustaba hacer, que tipo de literatura me gustaba, etc. Por fín, unas chicas de Tallin (Estonia) que resultaron ser mis vecinas de habitación me hicieron señas desde la calle y las invité a subir a mi cuarto para charlar con ellas.
Poco a poco fui conociendo a gente y empece a vocalizar palabras y a conectar frases con mayor o menor sentido. Todo, evidentemente, en inglés. Durante tres meses desconecté el archivo de castellano del cerebro y activé el de ingles. Solamente hablé en castellano cuando llamaba a casa (una vez al més) y cuando conocí en una discoteca a Kristina....ay Kristina, estudiante de filología hispánica en San Petersburgo, que hablaba el castellano mejor que cualquiera de vosotros, amigos lectores/as!!
La verdad es que fue una experiencia muy interesante. Fui alumno de la Lativjas Makslas Akademija, una escuela de arte muy chula, en la que no me hicieron ni puto caso. En el fondo es lógico, el programa Erasmus no estaba todavía definido y yo fui el conejillo de indias. Incluso el profesor Naumovs, vicerrector del centro, me pregunto (literalmente) que narices era lo que hacia yo alli!!
Al final de curso me pusieron un 8 (totalmente inmerecido) por cuatro dibujos, pero me quedo, sobre todo, con la experiencia vivida....
· Vivir en un cuchitril con dos camas y una nevera que por el ruido que hacía, pensaba que algún día saltaría a la cama y me devoraría.
· Comprobar como en noviembre se pone a nevar y la temperatura nocturna llega a alcanzar los 17 bajo cero.
· Vivir en una inmensa burbuja rodeado de gente que hablan idiomas (letón y ruso) de los que, por mucho que pegaras la oreja, no entendía nada en absoluto.
· Ir a sitios a comer, elegir mi comida, pagar, comermela, salir a la calle y preguntarme que coño era lo que había comido, porque no me sabia ni a carne, ni a pescado ni a nada que yo pudiera asimilar.
· Vender entradas "ilegales" para una discoteca junto con un amiguete un poco golfo que conocí y luego poder entrar de gratis diciendo una contraseña al matón de la puerta.
· Ser el pionero en hacer algo que nadie más había hecho antes. Conocer una ciudad preciosa y llena de contrastes a la que me gustaría volver algún día.
· Ver como un angel con ojos verdes bailaba en un pub, mirarla demasiado, mirar como un tio con cara de mala hostia le pone morritos en plan baboso, reirme de la cara del tio, darme cuenta de que ese tio mide por lo menos 5 metros de altura por 3 de ancho y que está acompañado de amigotes del mismo corte, sentir una zarpa del tamaño de una pala excavadora en mi debil hombro español, escuchar una frase del tipo "нформация для пассажиров. Описание тарифов, система бронирования билетов. Расписание авиарейсов, табло вылетов-прилетов", intentar llevar el asunto por el tema diplomático antes de calentarme y liarme a hostias finas con ese grupito de chulos (juas), utilizar mi "very polite english" y preguntarle amablemente aquella manida frase de: "Sorry, do you speak english". El tipo, que me parece que no se había podido matricular en la EOI (si queria matricularse en Pamplona lo llevaba claro!!) quiso ser educado y, como había mucho ruido en el local, me agarro del cuello y me subio a su altura, para decirme al oido algo asi como "нформация для пассажиров", que por lo que yo pude adivinar, me sono algo asi como "NIET ANGLISKI", al mismo tiempo que casi podía adivinar lo que había cenado por la salivilla que me iba mojando la cara. Me faltó tiempo para desengancharme como pude y salir echando hostias antes de que me dieran una paliza y me tiraran al río....
· Y casi una de las mejores cosas, si no la mejor, y sobre todo para mi, Alberto, 22 años, sin pareja, habiendo sido siempre un chaval un poco tímido para el tema del ligoteo...fue que allí me lo daban todo hecho. Literalmente, jajajaaa. Mucha gente, sobre todo los tios, no se lo creen, y por más que me empeño, es inutil convencerlos. Pero es cierto. Allí todas las chicas hablaban de mi, me miraban y cuchicheaban, si hacía como si me quería acercar, notaba la turbación que les producía y el revuelo que se montaba. Lo mejor de todo era que sin yo hacer absolutamente nada, se acercaban a mi y se presentaban, todas intrigadas por saber la procedencia de ese misterioso chaval moreno y bronceado que había aparecido por allí como por arte de magia. Incluso un día en un McDonalds, dos chicas de una mesa contigua me llamaron y me dijeron que si se podían hacer fotos conmigo....yo flipaba, pero del todo. Para más intríngulis, hay que decir que eran todas muy guapas (que digo guapas, eran increibles), y para un chico español como yo, muy llamativas, tanto como pueden ser para las españolas un chico de la europa del este.
Al final, de tanto ir a la fuente el cantaro se rompió y, entre otras, tuve un rollete bien divertido con Uliana Likova, una jovenzuela rusa que hizo que el rigor de las bajas temperaturas no fuera tan grave para un mozo mediterraneo como yo!!
En fin, lo que hay que hacer para ligar, o aprender idiomas, lo llaman ahora, no?
ResponderEliminarUliana Likova, suena a vodka. Con lo que mola estar entre las mantas mientras nieva ahí afuera...
ResponderEliminarPues le echaste un par y la yema de los de al lado, la verdad. Pero es una experiencia genial, de esas cosas que se cuentan luego a los nietos con orgullo ;)
Un beso
Y yo sufriendo porque mi hija se ha ido a París....ayssss, las madres....
ResponderEliminar(¿y no te volvíste turulato con tanta belleza?)
Puede ser que todas aquellas chicas fueran todo fachada, pero tengo que reconocer que esos tres meses iba alucinado por las calles, porque dabas una patada y salían una chicas espectaculares. En las discotecas era una locura, y más locura encima si se acercaban a hablar conmigo...en fin, que recuerdos, madre, que recuerdos!!!
ResponderEliminarUhhhhm, y esto decías que era en Letonia?? Esto... Se liga a saco dices?? Casi que me apetece ir a conocer el país, oye!! Jejeje. Oye, en serio, qué experiencia más guay. Lástima que sólo fueran tres meses porque un añito allí habría dado de sí para un blog entero.
ResponderEliminar