He tenido un fin de semana de monje de clausura, con ropa de andar por casa a modo de hábito y pincel en mano, dándole color y vida a un par de dibujos que tenía por un cajón y que me ladraban y maullaban. Con esto de que mi nueva pareja de hecho (hemos dado un paso adelante en nuestra relación, pero sigue siendo la Estertxu!!) tenía turno de tarde, no teníamos plan vespertino, con lo cual he aprovechado para coger el pincel. Por la noche, el mismo plan de todos los fines de semana: cena en algún local BBB y después, te o café para ella y un refrescante y digestivo combinado para mi (que no tengo que conducir).
Esto de no tener amigos es lo que tiene: monotonía y en ocasiones, falta de originalidad en nuestras salidas, sean diurnas o nocturnas. A veces está bien, porque nadie nos dice donde tenemos que ir, vamos donde nos da la gana y siempre nos ponemos de acuerdo. Pero estaría bien tener algún grupo de amigos a los que recurrir en ocasiones.
Lo de no tener amigos es algo relativo: no tenemos amigos en Pamplona (y los "conocidos" que tenemos llevan ritmos de vida en los cuales...como que no terminamos de encajar: familias con niños que no van a ninguna parte o recién divorciados que se han desmelenado y viven casi su primera juventud, mariposeando de flor en flor como abejorros en celo y escondiéndose por las oscuras esquinas con sus amantes de ocasión.
Evidentemente, amigos si que tenemos, cada uno en su ciudad. Los mios, todos en mi Puertollano natal. Casi todos casados, algunos con descendencia física y mocosa y otros con ella en camino. Casi todos con los 32 cumplidos, en puertas o casi camino de los 33. Todos ellos son chicos, porque eramos parte de la misma pandilla. Luego se fueron añadiendo sus chicas y el grupo se fue ampliando. Lo que si puedo decir de todos ellos es que son muy buena gente.
Cuando era pequeño tenía más amigas que amigos. Yo era un niño bueno, no decía palabrotas, no hacía el cafre, no me gustaba demasiado jugar al fútbol y las niñas me llamaban a sus corrillos. Yo accedía de buena gana y lo pasábamos bien, las madres me adoraban y no ponían reparos si sus niñas les decían que se "iban a jugar a casa de Alberto" (vivíamos en barrio de casas, con jardines, patios y huertos, perros, gatos, patos, poco peligro y mucha diversión).
Con los 16 o así empecé a salir con los que hoy en día son mis amigos. El grupo fue cogiendo miembros de aquí y de allá, algunos se mantuvieron hasta hoy y otros duraron más o menos tiempo. El grupo-base se mantuvo fuerte, bien unido gracias a la terapia que hacíamos todos juntos alrededor de dos o tres botellas, refrescos y bolsas de hielo, cuando no eran unas simples bolsas de pipas y muchas risas.
Puedo presumir de haber disfrutado de mi juventud y adolescencia al lado de chavales sencillos y humildes. Todos somos hijos de la clase trabajadora (la mayoría de nuestros padres son o han sido empleados de una refinería de Repsol), nos han dado una buena educación y nunca nunca nos hemos metido en problemas serios. Las drogas no se han acercado nunca a nosotros (ni las hemos buscado), líos de faldas, los justos y necesarios para el buen desarrollo del adolescente y ni siquiera una discusión seria entre nosotros. Como mejor lo hemos pasado ha sido recordando los buenos momentos vividos a lo largo de los años, como con un montado de lomo en una mano y una cerveza en la otra, mientras intentábamos patear un balón pinchado en la huerta de un amigo, meándonos de la risa, jaja!!. Hemos sabido guardar un secreto, siempre hemos tenido buena relación con grupos de chicas por nuestra buena actitud hacia ellas y nunca nos han negado un saludo.
A día de hoy, las relaciones se han ido enfriando, porque lo años pasan, el destino nos marca a cada uno el camino que debemos seguir y es complicado mantener las relaciones como antes. Evidentemente, dentro de esas relaciones de amistad unas te marcan más que otras y posiblemente, algunas lo harán de por vida. Aprecio mucho a mis amigos y les tengo mucho cariño, sobre todo porque con alguno llevo una amistad de más de 30 años. En esos 30 años, jamás hemos tenido una mala palabra, un desprecio o un mal gesto. Nos entendemos con la mirada, sabemos perfectamente las cosas que nos gustan y en mi caso, pasar media hora con el es un auténtico placer. Me gustaría verlo más a menudo pero los kilómetros son muchos y el precio por km está muy caro para mi maltrecha economía. Pero confío en que más pronto que tarde vuelva a coger su vehículo y su maravillosa mujercita y se dejen caer por mi nueva tierra y sus bondades, porque los acojeré con los brazos abiertos y les prepararemos una estancia que intentaremos no olviden en mucho tiempo.
Porque un amigo...es para siempre!! Os esperamos!!
Que bonito post!!!, yo solo conservo de verdad de las verdades una amiga de la infancia y me identifico con esos sentimientos.Saludos
ResponderEliminarOoouh, qué bonito! Los amigos de verdad molan, es cierto. Eso sí, discrepo: si no salís y no probáis con lo que hay en Pamplona, nunca vais a terminar de encajar. Si los casados o desfasados no son vuestro rollo, pues habrá que ir probando con otra gente. Cuando dos de mis mejores amigas se fueron a trabajar a Madrid y las que quedaban aquí estaban emparejadas, me vi súper tirada, pero al final opté por ir probando gente. Con unos no volví a salir más y con otros repetí mil veces. Y con algunos acabé profundizando la amistad. Lo importante es no cerrarse.
ResponderEliminarAsí me gusta, que hayas sido un chico bueno y que os hayáis llevado bien con las muchachinas.
Por cierto, no sé si te lo habré dicho, una vez me lié con un tío de Puerto Llano que trabajaba en GAM y era de tu edad. Quizás le conozcas, pero te vas a quedar con la duda porque no recuerdo el nombre. Eso sí, estaba buenísimo.
Lo siento, otra vez escribí Puertollano separado.
ResponderEliminarMe doy por aludido AMIGO y tomo nota. Como nos gusta recordar esos campitos y días de fiesta (por cierto ahi tienes un filon). Cuidate.
ResponderEliminarPrecioso post! mis seis mejores amigas son del cole. Algunas desde los 5 años.. uff... con lo que ha llovido y ahí estamos todas...
ResponderEliminarAlbert, felicidades por ese cumpleblog!!! que se me paso venir a felicitarte.
Un besazo y buena semanita!
Los amigos que duran tantos años son los de verdad. Y lo bueno de los amigos de verdad es que no necesitas hablar con ellos todos los días para saber si te necesitan, o tú a ellos. Hay un conducto misterioso que os une estéis dónde estéis.
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